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Piedra de Rosetta - Jeroglífico |
El hallazgo de la "Piedra de Rosetta" en forma casual por un soldado francés, hace dos siglos, favoreció el nacimiento de la egiptología. Escrita en letra jeroglífica, demótica y griega, sirvió para descifrar las múltiples inscripciones referentes a su cultura y a su arte
La Interpretación de la Escritura Jeroglífica
En el año 1798, Napoleón Bonaparte comenzó su campaña en Oriente y embarcó a soldados, cañones, hombres de ciencia, gente aventurera y ávida de historia, y personas aficionadas a las bellas artes.
La lengua egipcia, como medio de expresión de la verdadera memoria histórica del país, fue durante siglos inaccesible para los sabios europeos. Los signos jeroglíficos dibujados en los papiros o grabados en la piedra eran signos mudos para la cultura occidental.
En forma casual, en el año 1799, el pico de un soldado francés se topó con una gran piedra de basalto negro, en cuya cara pulida tres inscripciones (jeroglífica, demótica y griega) daban noticia de un decreto de los sacerdotes de Menfis fechado en el año 196 A.C., durante el reinado de Tolomeo V Epífanes (hacia 205-180 A.C.)
Jean-Francois Champollion fue el estudioso de la piedra de Rosetta y logró llegar a la verdad: los signos jeroglíficos no eran símbolos, sino fonéticos. La comparación de la escritura jeroglífica con la griega permitió abrir las puertas del Antiguo Egipto.