jueves, 29 de marzo de 2012

La Piedra de Rosetta - Egipto

La Piedra de Rosetta es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. 

El decreto aparece escrito en tres alfabetos
  • el texto superior en jeroglíficos egipcios, 
  • la parte intermedia en escritura demótica y 
  • la inferior en griego antiguo. 

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Piedra de Rosetta - Egipto
Por tener el contenido en tres alfabetos, con diferencias menores entre ellos, esta piedra propició el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios.


La Piedra de Rosetta es un fragmento de una estela más grande, aunque posteriormente no se encontraron otras partes en el lugar en que fue hallada. Debido a que le faltan fragmentos, ninguno de sus textos está completo. El más dañado es el superior, escrito en jeroglífico, del que sólo son visibles catorce líneas, todas interrumpidas en su lado derecho y doce de ellas incompletas en el lateral izquierdo. 






Originalmente la Piedra de Rosetta estaba dentro de un templo,  pero  probablemente fue trasladada durante la época paleocristiana o la Edad Media y finalmente usada como material de construcción en un fuerte cerca de la localidad de Rashid (Rosetta), en el delta del Nilo. 

Quien encontró esta estela fue el soldado Pierre-Francois Bouchard durante la campaña francesa en Egipto. Las tropas británicas derrotaron a las francesas en Egipto en 1801 y la piedra original acabó en posesión inglesa bajo la Capitulación de Alejandría. Fue llevada a Londres, y está expuesta al público desde 1802 en el Museo Británico, donde es la pieza más visitada.

Fue en el año 1822 que Jean-François Champollion anunció en París el descifrado de los textos jeroglíficos egipcios. 

Desde su hallazgo la piedra ha sido objeto de rivalidades nacionales, incluida su transferencia de manos francesas a británicas durante las guerras napoleónicas, una larga disputa sobre el valor relativo de las contribuciones de Young y Champollion a su desciframiento y, desde 2003, demandas para el retorno de la estela a Egipto.

domingo, 25 de marzo de 2012

La Concepción del Mundo

Para los egipcios, la vida en la tierra era sólo un aspecto efímero en comparación con el tiempo infinito del más allá. La muerte suponía la posibilidad de la felicidad eterna, pero, para lograrla, el hombre tenía que vivir en este mundo en armonía con las reglas establecidas, con la ética que provenía del poder. 

La estancia en este mundo era una preparación para el más allá, sobrevivir después de la muerte era más decisivo que el propio vivir en este mundo.

Para el egipcio, el hombre, además de su cuerpo, poseía el ba, especie de alma o parte espiritual del ser humano, y el ka. El ka, era como la manifestación de las energías vitales que se produce en la función creadora de los dioses. 

En el ámbito particular o individual, el concepto de ka estaría reservado a las fuerzas de las que proviene la vida. Pero algunos egiptólogos, asociaron el ka con un reflejo inmaterial del cuerpo, con una especie de doble del ser humano.

Si bien la muerte significaba la separación del cuerpo de los elementos inmateriales, éstos (el espíritu) continuaban viviendo en íntima relación con el cuerpo muerto. De ahí viene que en los ritos funerarios era preciso conservar el cadáver del difunto, y mantenerlo alimentado. 

Esto era para el faraón o sus familiares, pero nada se sabe que pasaba con el campesino o el artesano, con el egipcio pobre, o con aquellos que no poseían tumba. 


El Libro de los Muertos de los Antiguos Egipcios


Se conoce como "Libro de los Muertos" una colección de sortilegios que se incluían en las tumbas del Reino Nuevo, y pretendían ayudar al difunto en su difícil camino al Más Allá y en el juicio de Osiris. 
Su título original podría traducirse como "La salida del Día"  




Fuente:  Enciclopedia de Historia del Arte. Volumen 1. Editorial: Planeta De-Agostini SA

El Descubrimiento de la Cultura Egipcia

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Piedra de Rosetta - Jeroglífico
El hallazgo de la "Piedra de Rosetta" en forma casual por un soldado francés, hace dos siglos, favoreció el nacimiento de la egiptología. Escrita en letra jeroglífica, demótica y griega, sirvió para descifrar las múltiples inscripciones referentes a su cultura y a su arte

La Interpretación de la Escritura Jeroglífica

En el año 1798, Napoleón Bonaparte comenzó su campaña en Oriente y embarcó a soldados, cañones, hombres de ciencia, gente aventurera y ávida de historia, y personas aficionadas a las bellas artes. 

La lengua egipcia, como medio de expresión de la verdadera memoria histórica del país, fue durante siglos inaccesible para los sabios europeos. Los signos jeroglíficos dibujados en los papiros o grabados en la piedra eran signos mudos para la cultura occidental.

En forma casual, en el año 1799, el pico de un soldado francés se topó con una gran piedra de basalto negro, en cuya cara pulida tres inscripciones (jeroglífica, demótica y griega) daban noticia de un decreto de los sacerdotes de Menfis fechado en el año 196 A.C., durante el reinado de Tolomeo V Epífanes (hacia 205-180 A.C.)

Papiro Egipcio con signos jeroglíficos - Egipto

Jean-Francois Champollion fue el estudioso de la piedra de Rosetta y logró llegar a la verdad: los signos jeroglíficos no eran símbolos, sino fonéticos. La comparación de la escritura jeroglífica con la griega permitió abrir las puertas del Antiguo Egipto.