Los templos egipcios no sólo eran estancias ceremoniales, ya que a partir de ellas y alrededor de su eje central, se distribuían salas cada vez más grandes e iluminadas a medida que se alejaban del santuario.
La sala de la barca y la sala hipóstila fueron uno de los mayores logros arquitectónicos del mundo egipcio, luego de las pirámides.
Un bosque de altísimas y gruesas columnas sostenía una cubierta arquitrabada que, generalmente, se elevaban en la zona del eje ordenador del templo conformando una especie de nave principal. Esta elevación permitía que en el espacio de muro lateral que salvaba la altura, se abrieses celosías de piedra por las que entraba escasa luz, lo que mantenía el espacio hipóstilo en penumbra.
Los egipcios preferían en sus residencias la semioscuridad, logrando así alejarse de la realidad exterior. Las ventanas estaban siempre cerca del techo y estaban cubiertas por celosías de piedra, que actuaban como tupidas cortinas.
En la sala hipósitla podían entrar los elegidos: altos funcionarios, escribas, notables.
El Pilono: La entrada al templo
El Pilono constituía la entrada al templo y era una monumental construcción compuesta por un muro en talud abierto en una puerta central.
Las ceremonias y rituales que tenían lugar en el templo podían ser vistos a lo lejos por el pueblo desde el patio del mismo. Este patio era como la antesala del santuario, rodeado generalmente por columnas en tres de sus lados (sala hípetra).
Los obeliscos, que estaban coronados por pequeñas pirámides, hacen referencia a la morada del dios, a la relación de lo terrestre con lo sagrado, con lo solar. Mientras que las estatuas colosales eran como los hijos vivientes del dios.
Principales Templos Egipcios
Los más bellos y monumentales templos egipcios son: El Templo de Luxor y el Templo de Karnak, unidos ambos por una larga avenida de esfinges.
Templo de Hatsepsut - Egipto |
El templo erigido para la reina Hatsepsut es otro impresionante templo funerario del antiguo Egipto. Levantado junto al alcantilado de Dayr al-Bahari, el templo va alcanzando de manera progresiva el acantilado a través de amplias terrazas sobre columnas.