Se trata de dos esculturas sedentes y de bulto redondo pertenecientes a miembros de la clase social más elevada de Egipto, razón por la cual se pudieron permitir el lujo de construirse una tumba, en este caso del tipo mastaba y dentro de ella, de encargar este retrato que por hallarse en su tumba decimos que es de tipo funerario; se trata concretamente del príncipe Rahotep y su esposa Nofret (2613 a. C.-2589 a. C.).
Rahotep y Nofret |
El color y la combinación de materiales atenúan la rigidez del conjunto, pero la posición estática y frontal de los personajes, así como sus ricas vestimentas y variados adornos, los señalan como privilegiados.
Los rostros tienen un tratamiento más naturalista que los cuerpos, que logra la captación de los rasgos étnicos del pueblo egipcio. Se registra en estos personajes la aplicación convencional del color, más claro para la mujer.
Rahotep y Nofret |